No somos personas aisladas de nuestro entorno, y como tal, necesitamos tener en cuenta lo que nos rodea (contexto) y las relaciones que tenemos en él, ya que formamos parte de un sistema.
Un sistema, en esta terapia, es cualquier contexto significativo en el que esté inmersa la persona, es decir, familia, amigos, trabajo… pero también se incluyen niveles más amplios como son las normas sociales, la cultura, el sistema político…
Esta terapia se centra en la relación resultante de la interacción de las personas. La sistémica atiende y analiza los roles y comportamientos resultantes de las relaciones entre personas, en donde puede surgir en muchos casos malestar.
Es una disciplina terapéutica que considera a la persona parte de una sociedad, de una familia, de un grupo de amigos, de un grupo trabajo… La terapia sistémica tiene en cuenta estas relaciones y contexto para observar cómo nos están afectando en relación al malestar que traemos a consulta. Esto no implica que la terapia sistémica necesariamente tenga que hacerse de manera conjunta, pues se puede llevar a cabo tanto de manera individual como en parejas, familias o grupos de trabajo.